La terapia acuática puede ser una buena opción para los pacientes que acuden a consulta después de una intervención quirúrgica o que presentan un cuadro tan agudo de su lesión que les es imposible hacer cualquier movimiento. A medida que el paciente va mejorando podremos combinar la terapia activa en agua y en seco.
Es importante dejar claro el concepto de Terapia Acuática. Ésta se postula como un conjunto de ejercicios activos y pasivos que se ayudan de las propiedades del agua para mejorar una lesión. La terapia acuática está lejos de la práctica de los estilos de natación y, aunque en algún momento podemos utilizarlos como herramienta, no son ni un fin ni una tónica habitual en rehabilitación. La mayoría de tareas van a ejecutarse en posición vertical y horizontal, y no siempre van a requerir un desplazamiento. Este hecho hace que cualquier paciente pueda beneficiarse de realizar terapia acuática, excepto si tiene alguna de las siguientes contraindicaciones: herida dermatológica, alergia a los productos del agua, hidrofobia, etc.