Abel ha conseguido dos retos: Uno, mantener a Efisioterapia como referente en el sector durante 20 años, escribiendo y revisando cientos de artículos de alta calidad sobre salud y fisioterapia, suyos y de otros especialistas. Dos, compaginarlo durante varios años mientras ejercía de fisioterapeuta en su propia clínica, hospitales y clubs deportivos.
Lumbalgia: Síntomas, causas y tratamiento
¿Luchas contra el dolor de espalda? ¿Y además afecta a otras partes del cuerpo? Te presentamos estrategias efectivas y consejos prácticos para combatir la lumbalgia, una patología que afecta al 80 % de las personas en algún momento de sus vidas. Comprende sus causas, síntomas y cómo prevenir futuras lesiones, con y sin magnetoterapia.
El dolor de espalda y, en concreto, de la zona lumbar es algo que afecta a millones de personas en todo el mundo. Por eso, hoy te mostraremos soluciones innovadoras para la lumbalgia, con estrategias efectivas y consejos prácticos con los que mejorar tu calidad de vida.
Un día a día más activo y sin limitaciones es posible. Sigue leyendo para descubrir cómo conseguirlo.
¿Qué es la lumbalgia?
El dolor que afecta a la parte baja o inferior de la espalda lo conocemos como lumbago, lumbalgia o dolor lumbosacro.
Su incidencia es muy alta. Se calcula que aproximadamente el 80 % de la población ha tenido o tendrá alguna lumbalgia en su vida. Incluso el 70 % de la población joven ha experimentado este dolor antes de cumplir los 16 años.
¿Cómo se produce?
Su origen está relacionado con la estructura musculoesquelética de la columna vertebral. Pero también afecta a otras zonas. Llega a extenderse desde la parte más baja de las costillas posteriores hasta la zona más baja de los glúteos. Asimismo, puede o no afectar a las extremidades inferiores.
Además del dolor, con esta patología aumenta el tono y la rigidez muscular en la zona lumbar (entre las vértebras L1 y L5). Su incidencia es muy alta y se da tanto en personas jóvenes como adultas y mayores. Aparece con frecuencia en personas con trabajos sedentarios o que realizan habitualmente grandes esfuerzos físicos.
Según el National Institute for Occupational Safety and Health, la lumbalgia se puede dar con movimientos de flexión o combinados con torsión del tronco. Es más frecuente que la sufran personas que realizan acciones repetitivas en entornos de trabajo vibratorios y aquellas que sufren sobrecargas continuadas en una posición estática.
¿Cuáles son los síntomas de la lumbalgia?
Los síntomas de la lumbalgia pueden manifestarse de la siguiente forma:
- Dolor sordo muy intenso, continuo y muy difícil de describir o localizar.
- Molestias localizadas acompañadas de dolor a la palpación.
- Espasmos musculares que pueden ser graves.
- Dificultad para moverse que puede llegar a ser limitante, impidiendo caminar o ponerse de pie.
- Inflamación.
- Contracturas musculares.
Además, podría extenderse a otras zonas. Así que podrías notar que el dolor en la zona lumbar se irradia por la ingle, los glúteos y la parte superior del muslo. Normalmente, no suele bajar de la rodilla, aunque puede suceder.
En los casos más graves de lumbalgia se pueden producir alteraciones de la sensibilidad o parálisis.
Las causas de la lumbalgia
Si tú o alguien de tu familia la sufre, es fundamental determinar su causa concreta es clave para elaborar un plan adecuado y efectivo en el tratamiento de la lumbalgia. Algunas de las más habituales son las siguientes.
Aplastamiento vertebral
Esta es una de las opciones que se deben valorar tras una repentina aparición de dolor de espalda en los adultos mayores de 50 años. Sobre todo, si se trata de mujeres menopáusicas o personas que han pasado por un largo tratamiento con corticoesteroides.
Artrosis de las articulaciones facetarias
El dolor se origina debido a la degeneración del cartílago y la cápsula entre las articulaciones facetarias de la columna. Es una afección de evolución lenta.
En sus inicios, los síntomas son intermitentes, pero luego pueden volverse más constantes y llegar a provocar también ciática. Y ¿qué es la ciática o el dolor ciático? Simplemente, una sensación de dolor y adormecimiento que se da en cualquier parte del recorrido del nervio ciático, de glúteos a pies, cuando se comprime esta raíz nerviosa en la columna lumbar.
Distensión muscular, fascial o ligamentaria
Sus causas más comunes son el levantamiento de algo pesado o la realización de un movimiento brusco. En estas situaciones, se produce un estiramiento de los ligamentos, de los músculos o bien un desgarro tisular.
La intensidad del dolor puede variar de leve a fuerte, pudiendo ser incapacitante.
Por regla general, una distensión de la espalda se cura por sí sola. Aun así, puedes ayudarla con descanso, antiinflamatorios, aplicando frío y calor y realizando ejercicios específicos para la parte inferior de la espalda.
Discartrosis
Se denomina discartrosis al deterioro de los discos intervertebrales lumbares, el cual puede afectar a una gran parte de la población. Incluso jóvenes con tan solo 20 años de edad pueden padecerla.
Esto provoca inflamación e inestabilidad en la parte inferior de la espalda, lo que lleva a sentir dolores, espasmos musculares y, en ocasiones, ciática.
La discartrosis es una afección bastante común que suele tratarse con éxito.
Espondilolistesis ístmica
Se denomina espondilolistesis al deslizamiento de una vértebra hacia delante sobre el espacio intervertebral vecino inferior. Suele producirse con mayor asiduidad a nivel de las vértebras L5 y S1, causando inestabilidad y un dolor de raíz nerviosa debido a su compresión.
En este caso, la espondilolistesis ístmica se da tras unas pequeñas fracturas por compresión. Las fracturas pueden suceder en cualquier momento, incluso durante la niñez. Sin embargo, el dolor agudo se manifiesta en la edad adulta.
Estenosis del canal lumbar o espondilolistesis degenerativa
Tanto el estrechamiento del canal medular (estenosis vertebral) como la espondilolistesis degenerativa pueden comprimir los nervios en el lugar por el que abandonan la columna.
En consecuencia, cuando estás caminando o, simplemente, de pie, la compresión del nervio aumenta y esto provocará un dolor irradiado hacia la pierna.
Hernia discal lumbar
La hernia discal lumbar es la causa principal de la ciática en los adultos jóvenes. Aunque no es la única, pues la espondilolistesis, la discartrosis u otras afecciones también pueden producirla.
Otras causas
A pesar del amplio listado anterior, en él no aparecen todas las causas posibles para la lumbalgia. También existen otras afecciones que pueden desencadenarla, entre las que tenemos:
- Fibromialgia.
- Síndrome piriforme.
- Disfunción de la articulación sacroilíaca.
- Espondiloartritis anquilosante.
- Coccigodinia o dolor del cóccix.
Mención aparte merecen las enfermedades inflamatorias (espondilitis anquilosante), pero también las infecciones y los tumores.
En el caso de las infecciones, tenemos las piógenas (se acompañan de inflamación y pus), que pueden ser tuberculosas o fúngicas, aunque esto último no es habitual. De entre ellas podemos destacar las siguientes:
- Estafilococo dorado
Es frecuente entre quienes tienen adicción a las drogas por vía parenteral. - Estafilococo epidermidis
Se puede producir tras una punción vertebral o una intervención quirúrgica. - Estreptococo.
Por regla general, está asociado a la presencia concomitante de endocarditis. - Bacilos gram negativos
Se dan en el 25 o 30 % de los casos por Escherichia coli, una bacteria que se encuentra en el intestino. Suele producirse de forma posterior a una infección urinaria.
Por otro lado, si el origen es una afección tumoral, los más habituales son:
- Mieloma múltiple
- Metástasis óseas a consecuencia de un cáncer digestivo, de tiroides, riñón, pulmón, próstata o mama, ordenados de menor a mayor frecuencia.
¿Cómo se hace el diagnóstico de la lumbalgia?
La exploración física y una recopilación de la historia clínica son las fuentes de información claves para conocer las causas del dolor de espalda.
Transcurridas entre 6 y 12 semanas, si el dolor persiste, se recurre a una serie de pruebas diagnósticas, entre las que destacan las siguientes:
- Mielografía
Permite la identificación de problemas en la médula espinal y las raíces nerviosas. Para realizar esta prueba, se inyecta un medio de contraste que ilumina la columna antes de realizar una radiografía o tomografía computarizada. - Radiografía
El resultado de la prueba arroja información sobre el estado de las vértebras. Gracias a ella, se podrá evaluar la estabilidad de la columna, además de identificar anomalías óseas, tumores y fracturas. - Resonancia magnética
Esta prueba muestra una sección transversal muy detallada de la columna. Por eso, es de gran utilidad para apreciar problemas con las raíces nerviosas, los discos lumbares y descartar otras causas de la lumbalgia (infecciones espinales o tumores). - Tomografía computarizada
El objetivo de la tomografía es capturar imágenes de cortes transversales tanto de los discos intervertebrales como de las vértebras.
Gracias a una prueba de imagen como esta, se hace posible detectar una estenosis vertebral o una hernia discal.
Frecuencia de aparición
La lumbalgia es una enfermedad en la que la edad no es un factor o causa determinante, ya que afecta por igual a jóvenes y adultos. Sin embargo, la combinación de sexo y edad sí nos ayuda a esclarecer su frecuencia de aparición.
Así, por ejemplo, la espondilitis anquilosante es más frecuente en un varón joven, pero las infecciones son más habituales en mayores de 50 años.
Por su parte, los cuadros crónicos y degenerativos se dan con mayor frecuencia entre los 45 y los 65 años. Además, son las mujeres quienes las sufren con más frecuencia (60 %).
Los tres tipos de lumbalgia que podrías padecer
Pueden diagnosticarse tres tipos de lumbalgia atendiendo al tipo de dolor que se sufra. Son los siguientes:
- Axial
Es el dolor más común de espalda y se da en su parte inferior, sin irradiarse ni a los glúteos ni a las piernas. Puede ser punzante, sordo y tan intenso que te limite a la hora de realizar actividades cotidianas como caminar o ponerte en pie.
Suele empeorar con determinadas posturas, como estar mucho tiempo sentado o realizar deportes, y se alivia con el descanso.
Este dolor es agudo y de corta duración, pues no se extiende más allá de entre 6 y 12 semanas. Sin embargo, si no se corrige a tiempo, puede cronificarse. - Dolor reflejo
En esta ocasión, el dolor de la zona baja de la espalda se irradia hacia la ingle, el glúteo y la parte superior del muslo. Su intensidad es variable y quienes lo sufren lo califican como sordo. - Radiculopatía lumbar (ciática)
Este es el segundo tipo de dolor más frecuente en el área inferior de la espalda. Se produce por una compresión del nervio ciático y es más intenso en la pierna que en la espalda.
Lo reconocerás al sentir dolor, adormecimiento o debilidad en una sola de las extremidades inferiores, sea la izquierda o la derecha. Puede darse en el glúteo, la pierna y/o el pie).
Ahora que los conoces todos, es importante señalar que puedes comenzar con un tipo de dolor y que la afección evolucione, llevándote a experimentar otro distinto.
Tratamiento de la lumbalgia
El tratamiento de la lumbalgia en una fase inicial está destinado a reducir el dolor y la inflamación de la zona. Para ello, los profesionales médicos recomiendan aplicar calor seco (20 o 30 minutos) varias veces al día en la zona dolorida.
Asimismo, prescriben medicamentos analgésicos, antiinflamatorios, fisioterapia y ejercitar la musculatura de la espalda. En casos muy concretos, se pueden llegar a aconsejar la ozonoterapia o una cirugía.
Por otro lado, dentro de las medidas generales que se pueden tomar, deberías evitar el reposo en cama, puesto que esto retrasa la recuperación. Es mejor mantener cierto nivel de actividad e intentar normalizar la situación tanto como te sea posible. Eso sí, sin forzar y evitando el dolor intenso.
¿Cómo ayuda la fisioterapia para la lumbalgia?
Las terapias manuales, la educación e higiene postural y el ejercicio terapéutico son algunas de las claves del abordaje de los profesionales de la fisioterapia.
Todas estas técnicas se han demostrado eficaces en cuanto a la reducción del dolor y la mejora de la capacidad funcional de los afectados. Además, los ejercicios de estiramiento y fortalecimiento son la herramienta principal para la prevención y el tratamiento de la lumbalgia.
En cuanto a las terapias manuales para el lumbago, destacamos:
- Masoterapia.
- Estiramientos musculares.
- Maniobras osteopáticas.
- Algunas técnicas de fisioterapia invasiva como la punción seca y la electroterapia.
- Termoterapia profunda.
Los especialistas médicos también aconsejan el uso de la magnetoterapia para tratar la lumbalgia gracias a su potente efecto analgésico y antiinflamatorio. Con los equipos I-Tech Medical Division es tan sencillo como colocar la faja en la zona lumbar o utilizar la colchoneta Osteomat para recibir un tratamiento local o general.
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Por último, ya hemos señalado la importancia de mantener un ritmo de actividad normal durante los episodios dolorosos, evitando la sobrecarga. Para ello, tu fisioterapeuta te indicará el modo adecuado de adoptar determinadas posturas y realizar ciertos movimientos o esfuerzos para que la espalda soporte la menor carga posible.
Buenos ejercicios para combatir la lumbalgia
Las personas que tras 6 semanas no han podido volver a su actividad normal deben intentar comenzar una pauta de ejercicio.
En primer lugar, pueden enfocarse en actividades genéricas y suaves como andar o nadar, puesto que así no se debilitará su musculatura. Además, pueden acompañarlas de los siguientes ejercicios de estiramiento:
- Estiramiento lumbar.
- Balanceo hacia atrás en cuadrupedia.
- Estiramiento de isquiotibial y glúteo.
- Rotación lumbar tumbado.
- Estiramiento del piramidal.
- Rotación torácica en cuadrupedia.
- Estiramiento del gato.
- Rotación torácica sentado.
- Estiramiento de abdominales oblicuos sobre pelota de pilates.
Por otro lado, existen algunas actividades de fortalecimiento que pueden complementar muy bien a los anteriores. Nos referimos a ejercicios como:
- Puente de glúteos.
- Dardo.
- Postura del gato y la vaca de yoga.
- Patadas atrás en cuadrupedia con pierna estirada.
- Plancha lateral con apoyo del antebrazo.
- Activación multimedia en pronación.
- Abdominales con las rodillas flexionadas y apoyadas en una silla.
- Abdominales con ayuda de una pelota de pilates.
- Elevación alterna de brazo y pierna en posición de rodillas.
Recuerda que, aunque el episodio doloroso haya pasado, el ejercicio y la higiene postural reducen el riesgo de que se pueda reproducir una crisis, por lo que deberías integrarlos en tu rutina.
Prevención y cuidado de la lumbalgia
Aproximadamente el 85 % de las lumbalgias tiene un buen pronóstico. Por otro lado, el 15 % restante se cronifica, lo que hace que no tenga una solución sencilla.
Prevenir las lesiones de espalda ayudará a que una persona con lumbalgia crónica pueda recuperar su vida normal y su actividad laboral con éxito. Para ello, es necesario un abordaje multidisciplinario y biopsicosocial.
El ejercicio regular, evitando el sedentarismo, además de adoptar y cumplir las normas de higiene postural son pautas fundamentales para decir adiós a la lumbalgia. Asimismo, servirán para prevenir sus futuras apariciones.
De este modo, no solo es adecuado mantener la actividad, los ejercicios y los estiramientos durante el tiempo que sufres la lumbalgia. Lo ideal es convertir todo esto en una rutina e integrarlo en la vida diaria, tanto cuando hay dolor como cuando no.
Igualmente, recibir sesiones periódicas de magnetoterapia, sumado a lo anterior, será de gran utilidad. Te ayudará a reducir el dolor, pero también a prevenir su aparición.
Si necesitas más información sobre cómo puedes alquilar o comprar un equipo de magnetoterapia para deshacerte de las molestias de la lumbalgia, contacta con nuestros asesores especializados.
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