¿Dolor agudo sin motivo? Conoce el síndrome de Sudeck y su tratamiento

Descubre el Síndrome de Sudeck, un trastorno neurológico que provoca un dolor desproporcionado y puede afectar a cualquiera. En este artículo, te ayudamos a entender sus causas, síntomas y fases, y te presentamos tratamientos efectivos, incluyendo la magnetoterapia. No te resignes al dolor, hay esperanza y soluciones. ¡Infórmate y toma el control de tu salud!

¿Dolor agudo sin motivo? Conoce el síndrome de Sudeck y su tratamiento
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20/06/2023 | Actualizado: 20/06/2023 20/06/2023
  1. ¿Qué es el síndrome de Sudeck?
    1. ¿Cómo es el síndrome de Sudeck en la mano?
    2. ¿Y el síndrome de Sudeck en el pie?
  2. Pero ¿cuáles son las causas del síndrome de Sudeck?
  3. Los síntomas del síndrome de Sudeck (además del dolor)
    1. Entendiendo las fases del síndrome de Sudeck
  4. ¿Tiene tratamiento del síndrome de Sudeck?
    1. ¿El síndrome de Sudeck se cura?
    2. Duración del síndrome de Sudeck
    3. ¿Hay discapacidad por síndrome de Sudeck?

Imagina despertar un día con un insoportable dolor en la mano, espontáneo, sin origen conocido o, cuando lo tiene, es totalmente desproporcionado. Es el síndrome de Sudeck.

Esta enfermedad difícil de diagnosticar afecta a bastantes personas cada año (entre 10 y 20 de cada 100 000 habitantes) y puede pasarle a cualquiera, aunque hay algunos condicionantes.

Si te han diagnosticado el síndrome de Sudeck, aquí te informamos de todo lo que necesitas para comprender tu situación. Tenemos buenas noticias: tiene varios tratamientos y, entre ellos, la magnetoterapia doméstica.

¿Qué es el síndrome de Sudeck?

Otras formas de denominarlo son “síndrome regional doloroso complejo” (SRDC) y “distrofia simpático refleja” (DSR), pero ¿qué es el síndrome de Sudeck?

Se conoce así a un trastorno neurológico debido a una reacción errónea del sistema nervioso, que se acompaña de un dolor desproporcionado.

Es decir, que tus nervios detectan una lesión que no existe y disparan una sensación de dolor exagerada. También puede deberse a una lesión, pero con una reacción desproporcionada con su importancia real. Por ejemplo, si te clavas una pequeña astilla.

Esa fase de alarma es exagerada y se mantiene en el tiempo. Por ello, el organismo no reconoce la lesión y nunca pasa a la fase regenerativa.

O, lo que es lo mismo: tienes una incesante sensación de dolor extremo.

La actuación del sistema simpático no deja espacio para que el parasimpático haga su función, y esto provoca una constante destrucción de tejido. En consecuencia, se retrasa la curación varios meses o, incluso, años.

Lo habitual es que este síndrome se produzca en las articulaciones periféricas cuando hay falta de oxígeno. Por eso, aunque es posible sufrirlo en cualquier parte del cuerpo, la mayoría de los casos son en manos y piernas.

¿Cómo es el síndrome de Sudeck en la mano?

Quienes padecen el síndrome de Sudeck en la mano tienen una mayor sensibilidad y dolor en la zona afectada.

Este problema puede aparecer tras un largo período de inmovilización en el que se ha producido un exceso de compresión del tejido. En ocasiones, por una férula o escayola.

Si te ocurre, seguramente padecerás:

  • Edema
  • Alteraciones de la temperatura local
  • Sudoración
  • Brillantez de la piel
  • Pérdida de fuerza.

Dolor en la palma de la mano

¿Y el síndrome de Sudeck en el pie?

Las características principales del síndrome de Sudeck en el pie son similares a las de la mano. Piel brillante y con edema, pérdida de fuerza, alteración de temperatura y sudoración.

Pero no queda todo ahí, también se produce rigidez articular y de las partes blandas junto con una alteración de la sensibilidad. La causa puede ser una fractura, cirugía, trauma... que precise de un largo período de reposo y donde sea necesario colocar un yeso o una férula.

El tratamiento del síndrome de Sudeck en el pie es largo y para llevarlo a cabo se emplea aparatología de alta tecnología. También se aplican diferentes técnicas de movilización neurodinámicas y activaciones musculares progresivas con ejercicios controlados.

Pero ¿cuáles son las causas del síndrome de Sudeck?

Podríamos pensar que cuando hay un dolor agudo constante, sería fácil localizar el origen. Pero no es así en el caso de esta enfermedad.

Aproximadamente el 50% de las causas del síndrome de Sudeck se deben a traumatismos. Después, encontramos que un 25 % son consecuencias de lesiones (cirugías, fracturas, quemaduras…) y el 25% restante es desconocido.

Así, dentro de las causas probables, las más frecuentes son:

  • Excesivo dolor en el momento de la lesión por isquemia o daño en el nervio.
  • Coincidencia temporal de la lesión con situaciones de estrés o altas cargas emocionales.
  • Bloqueo de la regeneración debido al uso de antiinflamatorios y analgésicos en la fase de inflamación.
  • Inmovilización innecesaria y prolongada que altere la respuesta del organismo.
  • Disfunciones metabólicas.
  • Lesiones recurrentes en la región afectada.
  • Tratamientos de rehabilitación dolorosos, los cuales pueden continuar activando el sistema nervioso simpático, que actúa como una alarma.

Los síntomas del síndrome de Sudeck (además del dolor)

Los síntomas del síndrome de Sudeck más significativos en las extremidades son:

  • Hinchazón.
  • Enrojecimiento.
  • Dolor constante.
  • Cambios en la apariencia de la piel (amoratamiento) y edemas. Si el estado es muy avanzado, se puede apreciar también descamación.
  • Erupciones.
  • Sudoración excesiva.
  • Dolor agudo o calambres de forma descontrolada, incluso estando en reposo.
  • Percepción de temperaturas diferentes en comparación con la otra extremidad.
  • Rigidez articular en la zona afectada.
  • En radiografía se puede apreciar una descalcificación del hueso.

A medida que los síntomas avanzan, se puede producir una notable disminución de la función muscular y sensorial. De hecho, se puede llegar a perder la movilidad.

La sensibilidad de la zona afectada es altísima. El roce de la ropa o una caricia pueden sentirse como una quemadura o “latigazo”. Los pacientes temen cualquier interacción o contacto y evitan salir de casa.

Esto, unido a la dificultad del diagnóstico (muchos casos de dolores intensos no son reconocidos durante años), convierten al síndrome de Sudeck en una enfermedad que puede afectar psicológicamente.

Con todos estos síntomas, comprenderás que sea imprescindible actuar cuanto antes para volver a la normalidad (y sí, podrás volver a estar bien, pero cuanto más tiempo pase, más difícil).

Entendiendo las fases del síndrome de Sudeck

El síndrome de Sudeck se puede desarrollar en diferentes etapas, y su progreso dependerá de la fase en que se encuentre cada persona.

  • Estadio I
    Tras una lesión traumática, es habitual experimentar un dolor quemante pulsátil o constante que se intensifica con el movimiento de la extremidad afectada.

    Asimismo, es posible que aparezca hipersensibilidad o dolor al tocar la zona afectada y que se formen edemas blandos. Estos, con el paso del tiempo, se pueden endurecer.

    En consecuencia, la piel pasa de caliente y roja a fría y azulada. De igual manera, pueden aparecer otras alteraciones en la piel y el dolor se extenderá.

  • Estadio II
    Entre el tercer y el sexto mes tras la lesión, nos adentramos en esta segunda fase.

    Aquí la piel está fría y cianótica y las articulaciones, engrosadas. Podemos observar también cómo ha disminuido la masa muscular y, por tanto, la movilidad de esa extremidad.

  • Estadio III

    La tercera etapa se da entre los meses 9 y 18. Lo característico de ella es el desgaste de las articulaciones, la osteoporosis, la rigidez y atrofia muscular. Esto puede provocar diferentes fracturas patológicas.


Pie hinchado, dolorido y con escamas

¿Tiene tratamiento del síndrome de Sudeck?

El tratamiento del síndrome de Sudeck debe plantearse de forma personalizada y abordarse cuanto antes. Eso sí, no hay un único enfoque, ya que requiere una acción multidisciplinar:

1. Tratamiento farmacológico

Sobre todo en la fase inicial se necesitará un tratamiento analgésico y antiinflamatorio que favorezca la rehabilitación.

Para ello se emplearán AINES (antiinflamatorios no esteroideos), capsaicina o corticoides. En situaciones de cronicidad se pueden recomendar opioides o plantear el uso de ketamina.

2. Tratamiento de fisioterapia

Cuando tratamos el síndrome de Sudeck con fisioterapia es muy importante priorizar el movimiento. Así, evitamos que la extremidad se atrofie y pierda movilidad, lo que podría complicar la recuperación.

Por eso, utilizamos técnicas de terapia manual para mover la articulación con el menor dolor posible.

Además, durante la recuperación involucramos mucho al paciente en los ejercicios de terapia activa, para que sea partícipe de la recuperación y normalización del movimiento.

A veces, para reducir el dolor y mejorar la movilidad, también podemos utilizar técnicas como la terapia de percusión o el flossing. Y si hay líquido acumulado en la articulación, podemos hacer drenaje linfático para disminuir el volumen y mejorar tanto el dolor como la movilidad.

3. Fisioterapia con aparatos

Al igual que la terapia manual, la terapia física instrumental será de gran ayuda.

Nuestra recomendación es aplicar magnetoterapia, puesto que:

Actúa sobre el dolor, tiene efecto analgésico y calmante.

Actúa sobre la inflamación, ideal para reducir los edemas y la hinchazón, gracias al estímulo de la circulación.

Reactiva el proceso de recuperación del organismo, algo especialmente necesario en fases avanzadas para reducir la atrofia muscular, osteoporosis y degeneración de articulaciones.


Abel

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Abel Renovell Cofundador y fisioterapeuta colegiado

Puedes seguir tratamientos de magnetoterapia en una clínica o en casa, de forma domiciliaria, alquilando o comprando un equipo apropiado. Siempre, en cualquier caso, bajo consejo y observación de tu médico o fisioterapeuta.

4. Terapia psicológica

En los casos más intensos del síndrome de Sudeck, la terapia psicológica es de gran ayuda para el paciente y su entorno.

El tratamiento está orientado a la educación en la sensibilización y el dolor. Para ello, se usa la terapia cognitivo-conductual y se ofrecen estrategias para controlar la ansiedad y la depresión.

¿El síndrome de Sudeck se cura?

El síndrome de Sudeck se cura, sí, es posible. Pero su tratamiento es complejo, ya que no se trata solo de aliviar el dolor, sino de recuperar la funcionalidad del miembro.

Por tanto, como en muchas otras ocasiones, hemos de incidir en que depende del caso y del tratamiento. La mejor opción es acudir a un profesional que pueda hacerte un buen diagnóstico y darte una previsión de lo que irá sucediendo de ahí en adelante.

Duración del síndrome de Sudeck

El síndrome de Sudeck tiene una duración que suele oscilar entre los 6 y 12 meses.

Esta es una patología que afecta principalmente a mujeres entre 40 y 60 años de edad. Aun así, su progresión dependerá de cada caso y de cada paciente. No todas las lesiones son iguales ni todos los cuerpos se regeneran a la misma velocidad, por lo que estos tiempos son únicamente orientativos.

¿Hay discapacidad por síndrome de Sudeck?

Para obtener el grado de discapacidad por síndrome de Sudeck hay que evaluar la afectación y necesidad de ayuda para realizar tareas cotidianas. Y esto es algo que determinará un Tribunal Médico de forma personalizada.

No hay que olvidar que el dolor puede llegar a ser incapacitante y, junto con la inflamación, limitar la movilidad. Asimismo, el Tribunal analizará cómo afectan las secuelas de la enfermedad a todos los aspectos de tu vida.

Por este motivo, con una afectación moderada se puede obtener un grado de discapacidad por síndrome de Sudeck de un 33%. Pero en los casos más graves donde también intervienen otras patologías este puede superar el 65%.

Con toda esta información estamos seguros de que entenderás mejor esta dura enfermedad.

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Abel Renovell Cofundador y fisioterapeuta colegiado

Abel ha conseguido dos retos: Uno, mantener a Efisioterapia como referente en el sector durante 20 años, escribiendo y revisando cientos de artículos de alta calidad sobre salud y fisioterapia, suyos y de otros especialistas. Dos, compaginarlo durante varios años mientras ejercía de fisioterapeuta en su propia clínica, hospitales y clubs deportivos.

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