Espondilosis: cómo combatir el dolor y mejorar tu calidad de vida

¿Despiertas con rigidez en el cuello o dolor de espalda persistente?  Puede que no sea por el estrés, sino la espondilosis. Pero, ¿qué es exactamente? ¿Cómo afecta tu vida  diaria? Y, lo más importante, ¿cómo puedes manejarla? Respondemos a todas estas preguntas y más para que mejores tu calidad de vida.

Espondilosis: cómo combatir el dolor y mejorar tu calidad de vida
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06/06/2023 | Actualizado: 13/06/2023 06/06/2023
  1. Lo primero: ¿qué es la espondilosis?
    1. ¿Qué tipos de espondilosis podemos encontrar?
  2. ¿Cuáles son los síntomas de la espondilosis?
  3. ¿Hay secuelas de la espondilosis?
  4. ¿Cuáles son los factores de riesgo de la espondilosis?
  5. Entonces, ¿qué tratamiento podemos emplear para la espondilosis?
    1. Rehabilitación con fisioterapia

Si te despiertas cada mañana con una rigidez intensa en el cuello o dolor de espalda persistente, puede que estés padeciendo de espondilosis. Especialmente si se acompaña de entumecimiento o debilidad muscular.

Sabemos lo difícil que puede ser vivir con esta patología. Por eso, en este artículo te contamos qué es una espondilosis y cuáles son sus síntomas y su tratamiento, para que tengas buena información a mano y puedas tomar mejores decisiones al respecto. 

Lo primero: ¿qué es la espondilosis?

La espondilosis, también conocida como artritis vertebral u osteoartritis, es un proceso degenerativo y progresivo de las vértebras.

Al producirse un desgaste de los huesos, el cartílago y los tejidos suaves donde se insertan los músculos, se producen también cambios en la columna. Como consecuencia, suele aparecer la pérdida de la estructura y función espinal normales.

Imagina un edificio de ladrillos. Es firme, fuerte, recto. Pero con el tiempo la erosión desgasta a los ladrillos y deteriora la argamasa que los mantiene unidos. Y esto lleva a una pérdida de la rectitud y firmeza. La pared ya no cumple bien su función. 

Algo parecido pasa con la espondilosis.

En numerosas ocasiones, una de las características de esta enfermedad es la aparición de nudos y bultos en las articulaciones vertebrales y los discos intervertebrales.

De ahí vienen los síntomas de la espondilosis como la rigidez, debilitamiento muscular y dolor lumbar, algunos de los cuales pueden ser incapacitantes.

No creas que es una patología propia de la vejez. En realidad, suele dar comienzo entre los 30 y los 50 años, pero se hace más visible en personas de entre 40 y 60 años. Además, afecta con mayor frecuencia a los hombres que a las mujeres.

¿Qué tipos de espondilosis podemos encontrar?

Hay varias zonas diferenciadas en la columna vertebral, cada una con una función. Por lo tanto, existen diferentes tipos de espondilosis en función de su localización. 

Tu caso podría ser uno de estos tres:

  • Espondilosis lumbar
    Quien la padece siente dolor en la parte baja de la espalda y puede sentir entumecimiento en piernas y pies. 

    ¿Por qué ese entumecimiento? Porque la espondilosis lumbar se localiza entre las vértebras L1 y L5. Las piernas y los pies están conectados con los nervios que pasan por la zona lumbar.

    La espondilosis lumbar degenerativa o enfermedad discal degenerativa ocurre cuando se desgasta la columna vertebral en la zona baja de la espalda. Por tanto, es posible que se estreche el canal vertebral y se produzca debilidad en las vértebras.

    El período de gestación tiene una relación directa con esta patología y su prevalencia en las mujeres.

    Si te interesa saber más sobre la espondilosis lumbar, le hemos dedicado un artículo entero a sus síntomas y soluciones que puedes leer aquí

Hombre con dolor de espalda en casa con esqueleto resaltado

  • Espondilosis cervical
    La espondilosis cervical se da con el desgaste de los discos intervertebrales del cuello. Esto provoca rigidez, adormecimiento de manos y brazos y, por supuesto, dolor. Es un problema que se da con mayor frecuencia en personas mayores.

  • Espondilosis dorsal o torácica
    Este tercer tipo de espondilosis es el menos habitual y se produce en la zona central de la columna. 

    Esta parte tiene un desgaste mucho más leve que las regiones cervical y lumbar, ya que se flexiona menos. Además, no es responsable de sostener ni dar movimiento a la columna vertebral. 

    Puede originarse por malas posturas continuadas o cargar grandes pesos a menudo.

¿Cuáles son los síntomas de la espondilosis?

Los síntomas de la espondilosis son similares a los de otros trastornos de la columna como, por ejemplo, la artritis. 

Sin embargo, en este caso donde más se aprecian es en la región lumbar y se caracterizan por:

  • Dolor que se extiende a otras áreas del cuerpo como el muslo, el abdomen o la cadera. Puede aparecer al cambiar de posición o al iniciar una actividad. Además, no es igual en todas las personas, pues en algunas es transitorio y en otras, constante.
  • Inflamación en la columna vertebral.
  • Rigidez que se da especialmente por las mañanas en la zona de los hombros y el cuello.
  • Pérdida de movilidad en las articulaciones.
  • Debilidad y disfunción muscular.
  • Entumecimiento, calambres e hinchazón.
  • Desarrollo de crecimientos óseos.

Los dolores pueden ser leves o profundos y su intensidad puede ser incapacitante, pero todo dependerá del tipo de espondilosis que se sufra y de su evolución.

¿Hay secuelas de la espondilosis?

En función de la gravedad de la afección, las secuelas de la espondilosis pueden variar. Aun así, las más habituales son el dolor crónico (leve o intermitente), que puede empeorar con el paso del tiempo, y la limitación de movimiento.

Asimismo, otros síntomas que te pueden acompañar son hormigueo o entumecimiento en las extremidades y debilidad muscular. Esto se produce, principalmente, por el desgaste de los discos intervertebrales y la presión que ejercen sobre los nervios adyacentes.

Las terapias de rehabilitación alternativas como la magnetoterapia pueden ayudar a reducir las secuelas. 

¿Cuáles son los factores de riesgo de la espondilosis?

Existen distintos factores de riesgo para esta enfermedad. ¿Cuáles son los más importantes?

  • Genética
    Una persona con antecedentes familiares puede desarrollar espondilosis si no toma ciertas precauciones.

  • Edad
    El desgaste de los discos aumenta con la edad, por eso, a partir de los 40 años hay que ser precavido con las posturas y movimientos.

  • Obesidad y sobrepeso
    Esta condición aumenta la presión sobre la espalda y sus discos, por tanto, el riesgo de desarrollar una espondilosis es mayor.

  • Estilo de vida
    La vida sedentaria desencadena la espondilosis porque favorece la pérdida de masa muscular y debilita la columna.

  • Sexo
    Según estudios recientes, los hombres tienen menor probabilidad de padecerla que las mujeres.

Mujer de mediana edad con dolor de espalda se sienta en el sofá

Entonces, ¿qué tratamiento podemos emplear para la espondilosis?

Para hablar sobre la espondilosis y su tratamiento hemos de insistir en que este debe estar dirigido a mejorar la movilidad y aliviar el dolor.

Es decir, es una enfermedad degenerativa e incurable, por lo que debemos centrar nuestros esfuerzos en aliviar los síntomas, reducir la inmovilidad y facilitar la calidad de vida. 

Aun así, cada persona es distinta, y hay que tener en cuenta tanto su nivel de daño como sus síntomas.

Por un lado, es esencial el reposo porque evitará empeorar la situación. Asimismo, se recomienda moverse con lentitud y realizar estiramientos que te ayudarán a reducir la rigidez y el dolor.

Además de esto, un tratamiento farmacológico a base de analgésicos y antiinflamatorios puede ser de utilidad cuando el dolor es agudo. Siempre bajo prescripción médica, por supuesto. 

Otra de las opciones para las limitaciones de movimiento, dolores intensos o incluso si has perdido la movilidad es un tratamiento quirúrgico para la espondilosis.

Esta sería una última opción de tratamiento porque mejorará los síntomas, pero no detendrá la enfermedad. Por eso, antes de llegar al quirófano es interesante apoyarse con la fisioterapia y la terapia ocupacional.

Rehabilitación con fisioterapia

La rehabilitación con fisioterapia para la espondilosis es una alternativa efectiva y no invasiva. Entre sus efectos podemos resaltar la reducción de la incomodidad y el alivio de la tensión de los discos intervertebrales.

Este tipo de tratamiento para la espondilosis incluye masajes suaves especializados, osteopatía, quiropráctica, ejercicios personalizados, uso de compresas frías y ultrasonidos.

Abel

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Abel Renovell Cofundador y fisioterapeuta colegiado

¿Algo más que puedas hacer en casa? Sí, calmantes sesiones de magnetoterapia, especialmente útiles con el dolor severo crónico. 

Con la magnetoterapia puedes aliviar los síntomas gracias a su efecto analgésico y relajante, bueno para calmar dolor y reducir la rigidez. Y podrías ralentizar la evolución de la enfermedad por el efecto regenerador de tejidos de esta terapia. 

Es fácil practicar magnetoterapia en casa con los aparatos de uso doméstico. Sobre todo, con una colchoneta de magnetoterapia sobre la que se puede dormir y usar durante horas y así despertarnos más ágiles y descansados. 

Como ves, aunque la espondilosis es una condición crónica, hay maneras de manejar los síntomas y llevar una vida plena y activa. No te resignes: puedes mejorar la flexibilidad, aliviar el dolor y fortalecer la región lumbar.

Recuerda que cualquiera de estas soluciones deben seguirse bajo consejo del médico o fisioterapeuta.  Si tienes alguna duda sobre cómo puede ayudarte las terapias manuales, y en concreto la magnetoterapia, pregúntanos aquí y te la resolvemos enseguida.

Abel Renovell Cofundador y fisioterapeuta colegiado

Abel ha conseguido dos retos: Uno, mantener a Efisioterapia como referente en el sector durante 20 años, escribiendo y revisando cientos de artículos de alta calidad sobre salud y fisioterapia, suyos y de otros especialistas. Dos, compaginarlo durante varios años mientras ejercía de fisioterapeuta en su propia clínica, hospitales y clubs deportivos.

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