Abel ha conseguido dos retos: Uno, mantener a Efisioterapia como referente en el sector durante 20 años, escribiendo y revisando cientos de artículos de alta calidad sobre salud y fisioterapia, suyos y de otros especialistas. Dos, compaginarlo durante varios años mientras ejercía de fisioterapeuta en su propia clínica, hospitales y clubs deportivos.
La electroterapia 1 Energía eficaz

Introducción:
La electroterapia es un elemento fundamental en la práctica de la fisioterapia, es justo en el momento en que existen pruebas cada vez más incuestionables de la eficacia de las diversas técnicas de electroterapia cuando el fisioterapeuta va un paso más allá de ser considerado un masajista.
Es cierto que la multitud de técnicas de electroterapia puede hacer que haya quien se decante por terapias de otro tipo, sin embargo la constatación de que con las manos no podemos en 20 minutos actuar con éxito frente a un asma bronquial, un ataque de gota o un herpes zoster y con la electroterapia ello es posible, hace que cada vez más fisioterapeutas que en principio sólo optaban por las terapias manuales, como yo mismo, ante la evidencia de sus logros y posibilidades hace que tengamos en cuenta la necesidad de ofrecer a nuestros pacientes el mejor tratamiento posible y no siempre se encuentra en una sola técnica o especialidad. La electroterapia y las terapias manuales se complementan muy bien.
La electroterapia llega en ocasiones a superar nuestras mejores expectativas, cuando ves moverse de nuevo manos y dedos afectados por una artritis gonocócica o pacientes en lista de espera para un intervención de hernia discal y al llegarles el turno no necesitan operarse, hay una necesidad de comunicar que ello no sólo es posible sino que es común, no en todos los casos, pero cuando la electroterapia consigue los resultados esperados podemos ofrecer a nuestros pacientes mucho más de lo que se lograría con otro tipo de terapias.
Hay un aspecto en el que los resultados de la electroterapia son realmente excepcionales, el tratamiento del síntoma dolor, es un área en la que hemos de incidir ya que los pacientes acuden a tratamientos no impartidos por profesionales sanitarios (lo que algunos llaman amablemente tonto terapias) cuando la medicina oficial y la fisioterapia no han sido capaces de resolver el dolor que sufre el paciente, sin embargo la electroterapia nos ofrece un arsenal muy poderoso para tratar al mismo tiempo que la patología ese síntoma insidioso que preocupa especialmente al paciente.
El cuerpo humano responde muy bien a la electroterapia, somos un conjunto biológico movido por electricidad, en el momento en que nuestras células dejan de polarizarse y despolarizarse morimos, el cerebro es un generador de energía bioeléctrica, no es de extrañar que con los conocimientos actuales seamos capaces de actuar con electromagnetismo sobre un organismo que depende para estar vivo de un equilibrio eléctrico en sus células y disoluciones.
Podemos actuar eficazmente sobre la causa del dolor, sobre el nervio de conduce el dolor: en el origen, a lo largo de su trayectoria, en la raíz nerviosa, podemos descomprimir el nervio relajando la musculatura que lo aprisiona o que aproxima las carillas articulares que lo aplastan.
En la actualidad la carencia de equipos de electroterapia de calidad en un centro de Fisioterapia, implica una merma en la evolución de las patologías a tratar, existen equipos y técnicas que se ponen de moda unos años y luego desaparecen, el marketing llega a todos lados, es preciso orientarse hacia aquellas técnicas eficaces que han evidenciado sus resultados por décadas y prestar atención especial a esto: técnicas de fisioterapia y no marcas de equipamiento, lo más importante que nos puede aportar un equipo de electroterapia con la técnica que buscamos es que tenga registro sanitario, esto es lo que garantiza su eficacia. Hemos de olvidarnos del marketing e ir a lo esencial.
La electroterapia es efectiva en manos de un fisioterapeuta competente, funciona y es muy eficaz, pero también puede ser usada de modo incorrecto y con ello no se obtendrán los resultados esperados. No sólo hay que utilizar la técnica que corresponda a la patología y estado del paciente. La dosis precisa y el modo de aplicación son esenciales para lograr una mejoría clara del paciente y no todos responden por igual, no hay una fórmula exacta a modo de receta que garantice el éxito en todos los casos, pero hay evidencias que nos muestran que el conocimiento del paciente, la propia experiencia, la comprensión de las técnicas específicas y su aplicación correcta nos permiten alcanzar los mejores avances en cada tratamiento. No siempre el resultado es óptimo, cuando no sucede así hemos de volver a evaluar el proceso para que el aprendizaje así logrado beneficie al próximo paciente.
Aunque hay técnicas de electroterapia que por su eficacia superan a otras en determinadas patologías es preciso tener en cuenta que el tratamiento no ha de considerar exclusivamente una sola especialidad de la fisioterapia, es más, existen equipos económicos que podemos enseñar a usar a nuestros pacientes para que complementen el tratamiento fundamental que reciben en clínica con otras técnicas de electroterapia sencillas, consejos y ejercicios.
El éxito derivará de un tratamiento que incluya tanto el realizado por el propio fisioterapeuta en su centro como del conjunto de actividades y terapias complementarias que pueda llevar el paciente en su domicilio de forma eficaz y controlada.
A lo largo del tiempo los pacientes parecen preferir tratar con fisioterapeutas experimentados y equipos nuevos que con terapeutas noveles y equipos veteranos. Cuando los años de experiencia se transforman en comprensión el tiempo no pasa en balde y reunimos un conjunto de técnicas y terapias complementarias que permiten obtener mejores resultados en menos tiempo. Nuestra intención con este texto es proporcionar la experiencia de casi tres décadas de práctica ininterrumpida de fisioterapia a quien la desea aprovechar.
No hace falta tener muchos años para acumular experiencia si se puede usar el conocimiento de quienes nos precedieron, de este modo cada cual podrá seguir perfeccionando sus decisiones terapéuticas y pasar el testigo a la siguiente generación. Tenemos que asumir que la experiencia de los demás tiene una importancia relativa, incluso este texto es algo a valorar por cada cual, al final lo importante es lo que decidimos frente al historial del paciente y la evolución que observamos.
Como garantía y medida de seguridad nosotros no recomendamos más de tres sesiones de tratamiento a menos que exista una evidente mejoría objetiva. Si tras las mismas una mismas no hay una evolución positiva en 7-10 días es recomendable valorar el diagnóstico inicial.
Cuestiones previas al tratamiento de fisioterapia.
¿Cuál es el objetivo del tratamiento? Hemos de preguntarnos lo que deseamos obtener con el tratamiento de electroterapia y tras ello considerar:
1.-¿Cómo he de influir en los procesos fisiológicos de los tejidos para obtener el resultado esperado?
2.-¿Qué técnica es más eficaz para lograr los cambios deseados? Si hay más de una técnica cual ofrece otros efectos colaterales deseados: reducción del dolor, relajación muscular, etc.
3.-¿Cuál es el estado actual de la patología? Si es agudo o crónico y que dosis aplicar en uno u otro caso.
Tendremos en cuenta que el nivel de eficacia terapéutica va a depender siempre de la técnica de electroterapia y de la dosis seleccionada, es por ello que hace falta un fisioterapeuta que no siga recetas rígidas, integradas en los equipos o expuestas en un manual. Lo esencial es el profesional, su habilidad para juzgar la situación en conjunto y acertar en lo que podemos llamar la diana terapéutica, un círculo en el que los resultados son los esperados. Es preciso entender que las recetas terapéuticas existen como orientación, para valorarlas y mejorarlas con nuestra experiencia personal y atención puesta en el paciente, en cada caso concreto y único, cada vez.
El cuerpo bioeléctrico humano.
Desde la célula hasta el conjunto de los tejidos que nos integran tienen la capacidad de ser estimulados eléctricamente, sus características esenciales y su propia existencia dependen de la capacidad de mantener una actividad bioeléctrica que puede ser medida y en determinadas situaciones modificada en beneficio del paciente
Dependemos para vivir de que la polarización y despolarización de las células que integran nuestro cuerpo se realice correctamente, a nivel celular el potencial de membrana marca la diferencia entre la salud y la enfermedad.
Los campos electromagnéticos de nuestro cerebro, corazón y conjunto neuromuscular son detectables por medio de equipos específicos: electroencefalógrafos, electrocardiógrafo y electromiográfo, que con sus mediciones nos ayudan a valorar el estado de salud del órgano que exploran.
Cuando aplicamos una técnica de electroterapia estamos actuando directamente a nivel celular y sobre el líquido intersticial, somos capaces de excitar e inhibir procesos fisiológicos esenciales, actuamos sobre el potencial de membrana y sobre los procesos químicos que se desarrollan en el lugar del que depende la vida, donde se producen los intercambios de nutrientes y de oxigenación y con ello podemos acelerar los procesos de restauración de tejidos y sus funciones que de otro modo sería en la práctica imposible de lograr.
Estimulando la actividad celular podemos acelerar cambios, podemos reducir el tiempo de recuperación tras un esfuerzo en el deporte, acelerar la regeneración de heridas, con una dosis correcta de energía aplicada a tejidos específicos que lo necesitan realizamos una acción terapéutica impensable de otro modo.
Las diferentes modalidades de electroterapia: laser, diatermia capacitiva y resistiva, ultrasonidos, son tipos de energía que tendrán éxito sólo en relación a la capacidad de ejercer su influencia a nivel celular, aportamos energía que produce cambios fisiológicos y ello en relación directa a la energía específica aportada y a su intensidad, en casos crónicos y con dolor agudo podemos verificar que los equipos que producen un gran aporte energético son capaces de conseguir mayores cambios fisiológicos y resultados más potentes. La ventaja que tienen los equipos de electroterapia con la posibilidad de trabajar a altas intensidades de energía es que pueden ser regulados y conseguir resultados también en casos agudos en los que se requiere un aporte energético menor.
Hoy en día es demostrable que no utilizar electroterapia en la recuperación de una fractura, una hernia discal o en una osteoporosis es garantizar un retraso en la resolución satisfactoria de las lesiones citadas. Ya es habitual el uso de la electroterapia en úlceras y heridas, en asma y gota, en terapia del dolor, tras intervenciones quirúrgicas de todo tipo y previo a ellas, la electroterapia es hoy en día una de las terapias más útiles y versátiles a nuestra disposición con la que poder ayudar a nuestros pacientes en multitud de patologías.
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